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Sébastien CHAUVIN

Proyecto CERES: acciones concretas para la conectividad ecológica en el suroeste de Europa


Mantener y mejorar la conectividad ecológica entre medios naturales es una de las principales palancas actuales de adaptación al cambio climático y de protección de la biodiversidad. Los árboles -en setos, bosques o en zonas ribereñas- son "puentes" esenciales entre las distintas zonas terrestres, garantizando el movimiento y los ciclos vitales de las especies animales y vegetales que componen los ecosistemas. En 2018, a través del programa Interreg SUDOE, la Unión Europea invierte en la gestión local de la conectividad de los hábitats forestales y ribereños en el suroeste de Europa, poniendo en marcha el proyecto CERES (Conectividad de los Ecosistemas Forestales y Riparios en el Espacio Sudoe) en el que participan 10 socios franceses, españoles y portugueses [1] [2].

¿Su objetivo? Llevar a cabo acciones concretas para mejorar la calidad ecológica y la conectividad de diferentes zonas del suroeste de Europa.

Acciones concretas para conciliar la conservación de la biodiversidad y la producción de madera

Plantación de setos en parcelas agrícolas para facilitar el desplazamiento y la nidificación de las especies, reducción del volumen de madera aprovechada, conservación de madera muerta en el suelo, etc. Impulsadas por el proyecto, se están llevando a cabo acciones de campo a escala local en 9 sitios arbóreos del suroeste de Europa. Los gestores y propietarios forestales, que se preocupan cada día de la integración de la biodiversidad en la producción de madera, están en el centro del proyecto CERES. Es gracias a su colaboración con los investigadores del proyecto que se han determinado estos sitios llamados "piloto". Para cada sitio, se eligió una especie bioindicadora, cuyos requisitos en términos de conectividad ecológica guiaron el trabajo silvícola. Así, el visón europeo (Mustela lutreola) es monitearado en sitios ribereños de la Charente, el murciélago (chiroptera) en entornos agroforestales de Occitania, el urogallo (Tetrao urogallus) en entornos forestales de Cataluña y el oso pardo (Ursus arctos) en Castilla y León.

Sin embargo, en varias de las zonas del proyecto, la preservación de la biodiversidad no es la única prioridad:

"Los trabajos silvícolas realizados en el marco de CERES tienen como objetivo favorecer al máximo las especies sobre las que se trabaja, mejorando al mismo tiempo la masa forestal para que también sea rentable y la madera sea de buena calidad", explica Maxime Jourde, ingeniero del CRPF (Centro Regional de la Propiedad Forestal) de Occitania, socio del proyecto CERES.

El gestor del proyecto del CRPF supervisa las acciones en el sitio piloto de Seveyrac (Aveyron), situado en un antiguo bosque de fresnos y robles pedunculados, cuyas cualidades medioambientales lo convierten en un objeto de estudio prioritario para naturalistas y silvicultores. Al estar en el corazón de una zona agrícola, este bosque constituye un hábitat esencial para los quirópteros (especies bio-indicadoras) y un elemento importante para la conectividad ecológica de la zona. Por lo tanto, el objetivo principal de las obras era, naturalmente, mantener el estado arbolado del lugar. Para compensar la dificultad del bosque para regenerarse de forma espontánea, se realizaron plantaciones de roble sésil (Quercus petraea) (cuya adaptación al cambio climático se prevé mejor que la del roble pedunculado (Quercus robur)). Además, se llevó a cabo una irregularización del rodal (favoreciendo árboles de diferentes alturas y diámetros):

"este tipo de rodal irregular parece ser el más resistente al cambio climático y constituye uno de los hábitats más acogedores para la biodiversidad", afirma el ingeniero.

Sitios piloto como herramientas de demostración y sensibilización

Los sitios piloto de CERES, como el de Seveyrac, serán sitios de demostración y herramientas de formación para los propietarios forestales, los políticos y los profesionales de la industria maderera. "Podremos mostrar ejemplos visibles de un sitio exitoso: poca rotura, un suelo no degradado y regeneración, que son elementos de desarrollo a corto plazo", explica Maxime Jourde. Los propietarios de bosques deben estar tranquilos: "Si los desarrollos pueden causar potencialmente un déficit financiero a corto plazo, los propietarios se beneficiarán a largo plazo gracias al valor de la regeneración natural". Este desarrollo a largo plazo contará con el apoyo del CRPF -más allá del proyecto CERES-, ya que el rodal entra automáticamente en su red y será supervisado durante 3, 5 y 10 años. Por último, "el proyecto CERES ha sido un gran apoyo para establecer itinerarios forestales innovadores", concluye el ingeniero forestal.



 

Más informaciones y novedades: https://www.ceres-sudoe.eu/blog

 

[1] Ripario: relativo al biotopo de un río

[2] Los socios del proyecto CERES son FORESPIR (Jefe de Fila, Francia-España-Andorra), los Centros Regionales de la Propriedad Forestal de Occitanie y de Nouvelle-Aquitaine (Francia), la Office National des Forêt (Francia), l’Institut national de la recherche agronomique (Francia), le Centre de Recerca Ecològica i Aplicacions Forestals - CREAF (España), La Fundación interuniversitaria Fernando González Bernáldez para los espacios naturales - FUNGOBE (España), la Fundacion Centro de Servicios y Promocion Forestal y de su Industria de Castilla y Leon – CESEFOR (España) y el Instituto Superior de Agronomia – Universidad de Lisboa (Portugal).


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